No hay nada que nos guste más a nosotras las mujeres que sentirnos protegidas por nuestro hombre, saber que vamos seguras, sin miedo a que cualquier payaso nos falte el respeto. Hoy me sentí orgullosa de mi bicho, que digo mi bicho, ¡mi héroe!, hoy ha demostrado la valentía que tenía bien guardadita.
Íbamos cruzando un parquecillo bien mono que nos gusta mucho, recordábamos que fue allí la primera vez que el bichito se me declaró, cuando él paseaba en bicicleta, mientras yo iba en patines.
Íbamos de lo más tranquilos, riéndonos a lo loco, cuando de repente apareció de la nada un sujeto de lo más malandro que nos pidió dinero, su aspecto era espantoso, estaba sucio, despeinado, con restos de comida pegados a la ropa y con un hedor insoportable. Cuánto más nos negábamos a darle dinero, más se ponía pesado, hasta que en un momento dado intento tocarme el cabello, ¡mi cabello! recién lavado, secado y cepillado. Fue en eso que vi a mi bicho como nunca lo había visto, su cara se desdibujó, se arremangó las mangas de la camisa, y hasta me pareció que aumentó diez kilos de la nada, separó las piernas, dobló los brazos y los acercó al pecho y ya puesto en posición le gritó sus cuatro verdades al fachoso. Éste al verlo, lejos de amilanarse, también se cuadró y le enseñó sus horribles dientes, se acercó resoplando todo su odio por el mundo y la sociedad, su mirada reflejaba una vida marcada de violencia, de seguro era el jefe de alguna banda organizada, un maleante de alto vuelo, un recorrido de lo peor; pero allí estaba mi bicho, bien plantado, y seguro de si mismo, una piernecilla detrás de la otra, listo para encajar el primer golpe.
En un momento dado el sujeto aquél, se atrevió a insinuar el primer golpe, al ver esto mi bichito no le dio tregua y le dio una derecha que casi resulta un KO, pero el asustadizo maleante salió corriendo humillado y vencido por mi bichito.
Ya más tranquilos, nos fuimos caminando y recordando lo que habíamos vivído. En un momento dado le dije que era mi héroe, y que ésta hazaña era digna de contar a medio mundo;más dentro de mi le prometí que contaría todo menos que aquel maleante bordeaba los ochenta años de edad…
4 comentarios:
Hey chica, me gusta mucho tu blog, por favor sigue escribiendo :)
Saludos
Hola gracias por tu comentario, te cuento que estoy arreglando mil cosas para poder escribir a mis anchas...
Un abrazo.
Super, te estaré leyendo :)
Saludos :)
Elogiable la actitud de tu "bicho" pero los indigentes nunca responden con la agresividad que aparentan.
Saludosss.
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