Mis queridos Exageraditos:

Comunicado:

Hola, en primer lugar quiero darte las gracias por visitar mi blog, sea porque pasaste de casualidad o llegaste a través de otra persona, en segundo lugar me gustaría realmente visitar también tu blog, y más si eres mi seguidor porque me gustaría ser tu seguidora también; sin embargo, mi querido amigo, muchas veces no he podido acceder a tu blog porque no es visible el enlace respectivo, no es por falta de interés...¡jamás!, así que te pido un favor, si pasas por aquí y me sigues o no, te invito a dejarme un comentario, porque así me es más fácil llegar a tu blog. Si así lo haces no dudes que te visitaré prontito.
Palabra de Nina ♥
Mira que ya pasaron por aquí:

Gracias...los quiero

lunes, 24 de enero de 2011

El Peque

Amigos, ¡auxilio! Esto es peor que privarme de mis vacaciones, esto es peor que recortarme mis propinas de los domingos, esto es peor que volver a llevar los cursos de matemáticas, esto es peor que el brócoli, ¡esto es un desastre! Como recuerdan los padres de mi bicho, empecinados en que su baby estudie algo en vacaciones, le habían sugerido que tomara algunas clases de música, karate, etc.; sin embargo, ahora cambiaron de planes y sin que hayamos tenido que mover un solo dedo; pero lo que le espera al pobre bicho es peor, mucho peor, sus papis le han encargado la genial tarea de cuidar de su hermanito, del menor de la casa. En realidad sólo son dos hermanos, pero el peque vale por diez; el niño que, según mi opinión es una mezcla de "chucky" y "Freddy Krueger" junior, aspirando a convertirse en Jackson de viernes 13, es todo una calamidad, y más fácil hubiese sido entrenar un dragón que cuidar de él. El peque es un niño con cara de barney que es la pesadilla de todo su barrio. Ese niño está “trastornado”, realmente lo está, tiene 8 años y a mí se me paralizan los pelos cada vez que lo veo con su dulce sonrisa regordeta, y sus manitas siempre escondiendo algo seguramente horrible.
El peque ése, que en su casa es un primor, que ayuda a su mami a cocinar y que con su papi juega al niño bueno, es una cosita sacada de los mil avernos. Ustedes dirán que soy exagerada, pero cuando les cuente lo que ese pequeño demonio me ha hecho, me darán la razón. Cierto día en que mi bicho y yo planeamos ir al cine, el enano ese se apuntó para ir con nosotros, puso su carita de “yo no fui”, y su madre de una mirada fulminante conminó al bicho a cargar con su hermanito. Al principio me pareció buena idea, total, parecía un encanto ¡cómo me miraba con sus brillantes ojillos de sapo!, ¡cómo me sonreía con su boquita colorada por el chupetín que se engullía! Llegamos al cine, y tras aproximadamente unos veinte minutos salió a relucir el pequeño monstruo que había en él. Sentado en medio de nosotros, nos miraba esperando a ver el momento propicio para hacer sus fechorías. Reconozco que la película que fuimos a ver no era apta para el chiquitín, pues era una de terror y en ese entonces él tenía algo de cinco años, sin embargo no se le movió ni un pelo en los momentos más sangrientos, por el contrario, si hubieran escuchado su risa malévola como sacada del averno, sus ojos clavados en la enorme pantalla pidiendo más y más, mientras se reía a sus anchas. Demás está decirles que la risa del peque me empezó a dar mucho más miedo que la peli. En un momento dado cesó su risilla diabólica y se lanzó a mis brazos fingiendo un miedo repentino, que yo torpemente me creí. Lo abracé con ternura y éste gusanillo me miró con ojos de niño bueno y luego siguió viendo la película como si nada hubiera pasado. Salimos del cine, el bicho me dejó en mi casa y al llegar allí, grande y terrible fue mi sorpresa al ver que el pequeño demonio me había pegado el chicle de su chupetín en mi cabello, que para ese entonces lo llevaba hasta los hombros; Y lo había hecho de tal manera que me fue imposible evitar que me cortarán el pelo. Mi madre tuvo que arrastrarme hacia el salón de belleza. Todo el camino me fui llorando, pues sabía que la gracia del “chuki” me iba a costar caro. Y así fue, ese día me tuvieron que hacer un corte tipo hongo de “horror”. Recuerdo que por cerca de dos semanas no salí de mi casa. Y cada vez que el aire se colaba por mi pelado cuello, yo me sentía morir. Desde ese entonces me he cuidado las espaldas de aquel enano; sin embargo, una que otra vez me ha hecho de las suyas. En un descuido mío ha vomitado en mi blusa, ha echado tierra en mi leche, me ha mordido la oreja, ha rayado mis cuadernos y me ha vuelto a pegar chicle pero en mi cartera, etc. Y ahora su mamacita quiere obligar a mi bichito a hacerse cargo de él durante todo el verano ¡no! ¡Definitivamente no! Prefiero quedarme encerrada en mi casa; el pelo me creció y no pretendo cortármelo. Amigos S.O.S alguien conoce algún internado bien, pero bien lejos de Perú, donde enviar a este niño o alguna técnica de hipnosis o una correccional para niños de 8 años, o lo que sea con tal de salvar mis vacaciones de verano ¡please!

jueves, 13 de enero de 2011

¿Adiós a mis vacaciones?

¡Esto es el colmo!, ahora que empezaba a disfrutar mis vacaciones, me viene a pasar esto. Lo que sucede es que los papis de mi bicho (o sea mis futuros suegros, aunque ellos, aún lo ignoren) le han “sugerido” que tome algunas clases de verano, para no perder el tiempo (léase: conmigo) Son varias opciones a escoger, unas peores que otras: que si perfecciona su inglés, que si estudia algún instrumento musical, que si aprende karate, etc. La verdad es que no me imagino a mi bicho parado en la plaza de armas, con su block de notas y grabadora en mano, esperando abordar a algún “gringo” para intentar dialogar con él como parte de la capacitación que exigen los institutos donde te enseñan a hablar y pensar en inglés, pues sus queridos papis lo creen todo un prodigio de los idiomas; si supieran que a las justas va masticando su inglés y que, por haber confundido uno que otro verbo o sustantivo, se ha ganado más de un lío con algunos extranjeros que suelen venir por estas tierras. Recuerdo que una vez confundió bitch por Rich y eso por poco le vale una sonada bofetada de la esposa de un “gringo” que se ofendió un poquitín. Tampoco me lo imagino encerrado estudiando piano o violín o saxo, ya que la lista ha sido limitada a sólo estos tres instrumentos del terror, siendo esto así, de más esta que insista en tocar la guitarra eléctrica que tanto le gusta, “¡ni se te ocurra la loca idea de sugerir algo de esa naturaleza!” le ha dicho su madre en tono por demás ceremonioso; y la verdad es que mucho menos me lo imagino como el sucesor de “Daniel San” “encerar”, “pulir”, “encerar”, “pulir” eso lo hace bien cuando va a mi casa y me ayuda con los quehaceres, pero imaginarlo al estilo de "Karate Kid", propinando (o más bien recibiendo) tremendos golpes, ¡ni hablar! su cuerpecito no lo resistiría; claro que entiendo la preocupación de su madre y el deseo de que el bicho se defienda y deje de estar llegando a su casa todo magullado; sin embargo lo que ignora la buena mujer es que esas magulladuras se las propino yo misma cuando le hago cariñitos, sólo que el bichito tiene la piel muy sensible y no aguanta ni un poquito de presión y encima me llama ¡tosca! y dice que mi cariño acabará con él…¡es un exagerado!
La verdad amigos es que si sus padres siguen con sus locas ideas, no sólo el bicho verá arruinada sus vacaciones, sino que a mi también me las arruinarán, "pues el sol no me calienta si no es con él, y las noches no son estrelladas si no es con él…" y bueno antes de seguir con esta descarga involuntaria de cursilería, debo preparar mi estrategia de ataque, que en ello se me van mis vacaciones de este año. ¡Ya les contaré como me fue…!

sábado, 1 de enero de 2011

Estoy a régimen

Para este año que recién empieza he pedido como cien deseos; muchos de los cuales algunos, pueden considerar de lo más frívolos, como por ejemplo el desear perder unos kilillos para no desarmonizar como mi bichito, ya que el pobre no sube ni un gramo, es más creo que los baja.
A todo esto, el día de ayer, me ha insinuado que no es que él este delgaducho, sino que soy yo la que ha engordado. Ya se podrán imaginar el grito que pegué al escucharlo practicamente insinuándome que estoy gorda, lo que para una chica súper sensible como yo, ha sido tan igual a que si me acuchillaran por la espalda. ¡Traición! he gritado, puesto que este tema es el punto “flaco” de casi todas las mujeres. ¿Así que soy yo la que necesita hacer algo con su cuerpo?, ¿Así que soy yo la que ha ...engordado?; a las pruebas me remito y al instante entramos a una farmacia donde hay básculas que te miden el peso, la grasa corporal, la masa del cuerpo y dónde, por lo general, nos destruyen la autoestima. ¡Gorda yo! ¡Cómo no!, que hable la tecnología …y la tecnología habló. Del año pasado hasta hoy he subido un kilo….¡Un señor, kilo!, ¡un enorme y asqueroso kilo de grasas saturadas!.. Bajé de la báscula en shock, para inmediatamente toparme con la cara de mi bicho que, sin pronunciar ni una sola palabra me decía: ¡Te lo dije! Al instante recordé que mi madre siempre decía que una persona debe mantener el peso que tenía a la edad de veinticinco años y conservarlo hasta el último día de su vida. Sé que aún no llego a los veinticinco, pero si hoy estoy subiendo un kilo por año, ¡qué será cuando llegue a los veinticinco!
Llámenme ridícula, necia, frívola si quieren, cachetéenme mi supuesta vanidad con las noticias que verdaderamente importa en la vida (la pobreza en el mundo, los desastres naturales, la paz mundial, etc.), pero para mi, hoy en día, esto también es importante; máxime si tengo a mi lado a un hombre que pesa (ahora) mucho menos que yo, y que me ha puesto a régimen; así que desde hoy no más heladitos, gaseosas, pollos a la brasa, sánguches, chocolates, batidos, etc.
Amigos, no sé hasta cuando aguantaré. Hoy recién empecé y catorce veces he querido desistir; sin embargo; si esto no funciona y mi kilito extra tuviera que acompañarme un ratito más, no me quedará otra opción que la de obligar a mi bicho a que se sacrifique por mi y engorde unos cuantos kilitos, (que buena falta le hacen)….eso sería una linda prueba de amor ¿no lo creen ustedes?

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