Mis queridos Exageraditos:

Comunicado:

Hola, en primer lugar quiero darte las gracias por visitar mi blog, sea porque pasaste de casualidad o llegaste a través de otra persona, en segundo lugar me gustaría realmente visitar también tu blog, y más si eres mi seguidor porque me gustaría ser tu seguidora también; sin embargo, mi querido amigo, muchas veces no he podido acceder a tu blog porque no es visible el enlace respectivo, no es por falta de interés...¡jamás!, así que te pido un favor, si pasas por aquí y me sigues o no, te invito a dejarme un comentario, porque así me es más fácil llegar a tu blog. Si así lo haces no dudes que te visitaré prontito.
Palabra de Nina ♥
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Gracias...los quiero

martes, 7 de septiembre de 2010

Ese bicho es mío

La cara me ardía y la tenía colorada, el corazón se me atragantaba en el pecho, allí estaba él, mi novio, mi futuro esposo, el futuro padre de mis futuros hijos, conversando de lo más amenamente en la esquina de la universidad con una rubia desgreñada, de tacones altos, pantalón ceñidísimo al cuerpo, con un escote que a leguas decía: “toma lo que quieras”. Allí estaba él, con su cara hecha malvavisco, chorreándose en plena calle, escuchando los chillidos de la fulana sin atreverse a interrumpirla.
¿Qué dónde estaba yo?, pues a quinientos metros de ellos, y no sé como hice para alcanzar a dar tremendas zancadas. Elevé mi cuerpecito y prácticamente levité por entre las callecitas atestadas de universitarios, hasta que por fin llegué, para luego detenerme en seco al ver cómo la mujercita se despedía muy mimosa de MI bichito. Esperé que se marchara, y me acerqué al susodicho, éste y al verme tragó saliva y vi subir el rubor a sus flacuchas mejillas. Me miró asustado mientras volteaba a ver si su rubia amiguita ya se había marchado.
Por lo general soy una persona serena y controlada, pero no para este tipo de cosas, así que le arremetí su descaro, su poca hombría, su infidelidad, su burla al no haberme respetado. Seguro que a kilómetros, con facilidad, se me pudo escuchar.
Mientras yo me deshacía de indignación el bicho no atinaba a hacer ni decir nada. Y de pausa en pausa que daba para tomar aire, me iba asegurando de hacerle ver lo triste que se pondría su abuelita si le contara lo que me había hecho, ya que la dulce ancianita literalmente me adora y su madre que aunque me mastica, pero no me traga, al final de cuentas ya se había acostumbrado a verme metida en su casa mañana, tarde y noche, (aunque de esto último mucho no sabe). Debo reconocer que el pobre se esforzaba en tratar de apaciguarme que si era su compañera de clase (¡vaya con compañeras así!, son un peligro latente) que si ella tenía novio, que si sólo habían intercambiado unas palabras de despedida; ante esto rápidamente reflexioné: ¿Despedirse? ¿De qué? Al darse cuenta de la inapropiada palabra que había usado, me refirió que la pobre rubia escuálida se mudaría de ciudad para no volver a pisar estas tierras nunca jamás. Al escuchar esto me atreví a brindarle el beneficio de la duda. Pues ya me imaginaba yendo todos los día a esperarlo a la salida de la facultad (aunque esto siempre lo hacía), pero esta vez con binoculares y con las antenas más alertas que nunca.
Amigos, una no puede dormirse en sus laureles, por muy bichito que sea el mío, puede que resulte llamativo para algunas desesperadas que se lanzan al primero que ven en la esquina. Hay que cuidar lo nuestro. Por mi parte comprobé que efectivamente la rubia de piernas largas, pidió su transferencia para otra facultad de una ciudad súper lejana, allá habrán otros bichos a quien atacar, que otras se preocupen por ellos, yo por mi parte ahora respiro más tranquila…por lo pronto.

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