Mi hermana mayor Romina se casó hace un año con Alberto. Aún recuerdo la boda, mi hermana bailando como loca desenfrenada, sin zapatos, junto a su galán, quien en ese momento ya se había convertido en su flamante esposo. Debo reconocer que, salvo contadas excepciones, mi hermana no ha tenido un gusto muy refinado que digamos en cuanto a seleccionar pareja. Todos sus novios han sido tipos que han ido desde aburridos “cura insomnio”, insoportables narcisistas, feos sin remedio, hasta vagos y palomillas. Sin embargo con Alberto la cosa ha sido muy diferente. Este hombre nos gustó a todos desde el primer momento en que lo vimos llegando a la cena que se organizó en casa de mis padres, con vino para mi padre, flores para mi madre y chocolates para mi hermana y para mi.
De todo eso ha pasado más de un año, sin embargo, el pobre Alberto ha experimentado una metamorfosis, que sorprende a propios y extraños. Sigue siendo atento y cariñoso con Romina y con toda la familia; sin embargo el pobre ha engordado más de diez kilos. Romi piensa que el causante es el estrés, o tal vez el nuevo trabajo que tiene; sea lo que fuere, el pobre come como loco. Se llena y rellena la barriga con papitas, helados, gaseosas, pasteles, etc. se los lleva a su cuarto y los guarda debajo de la cama, y desde allí estira la mano y van desfilando paquetes de galletas, bebidas, frutas, piezas de pollo, pizzas, etc. Romi esta como loca, su habitación se ha convertido en la despensa personal de Alberto. Ella ha tratado de poner fuera de su alcance cualquier aperitivo que contenga mas de cien calorías, pero su maridito siempre se las ingenia para saquearla en un dos por tres.
Sin embargo, particularmente creo que esto no se debe a ningún estrés, ni trabajo nuevo, pues la madre de Alberto conversando un día con mi madre, de broma en broma, le ha confesado que su “niño” había sido un gordito feliz casi toda su vida, pero que desde que conoció a Romi, se puso a “régimen”; al punto que pasaba días enteros sin comer, de allí que ahora la buena mujer se alegre de sobremanera, al ver a su retoño recuperar el peso perdido.
Imagínense mi cuñadito casi veinticuatro años siendo un gordito feliz, para luego llegar casi a la anorexia, y todo por amor. Cosas de la vida, cosas del amor, pero lo que no sabe Romi es que al pobre Alberto aún le falta recuperar unos buenos kilillos más, para volver a ser el “niño lindo de mamá”
4 comentarios:
Changos, es muy cierto que despues del matrimonio los recien casados pueden sufrir una subida de peso, que puede ser por el cambio de rutina, porque él ya no tiene que ir por la novia que igual antes iba en bici, caminando o como fuera pero al menos había mas actividad, y pues como ya están juntos igual no salen tanto como antes y se vuelven un poco mas sedentarios. Mi esposo y yo si ganamos unos kilillos, pero hemos tratado de cuidarnos para bajar y mantenernos en un peso para seguir agradandonos el uno al otro.Sí sería bueno que tu hermana tratara de charlar con él, obvio los sentimientos están antes que todo e inlcuso la apariencia, pero por el bienestar de ambos los 2 deben poner de su parte para seguir agradandose mutuamente.
Saluditos :)
Gracias por tus consejos, y seguro que hablaré con ella, ya lo habia hecho antes, pero lo volveré a hacer.
Un abrazo.
Por amor se cometen locuras y ya vez a tu cuñadito que se aguanto hambre por tu hermanita. El amor... el amor... el amor.
Un gran abrazo.
Hello nina.I love these photo:) izleyicin oldum.kısses
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