¡No más! ¡please! ¡no más!, tengo el cerebro quemado de tanto estudiar, se me pegan los ojos por todas las noches que a puro librazo asesino a mi pobre sueño. Escribo rápido esta entrada con las pocas fuerzas que me quedan. Este ciclo ha sido y sigue siendo espantoso, ¡por qué tantos trabajos! ¡por qué tantos exámenes! Si me vieran, desayuno con mi cuadernos llenos de migas de tostadas, almuerzo frente a la computadora, porque no me da el tiempo de ir como la gente civilizada a comer al comedor, y la cena me la como repasando las diapositivas para mi exposición.
Ahora sí quemé cerebro, yo no sé cómo haré para seguir este ritmo. Con mi bicho nos vemos muy poquito, ya me cansé de darle besitos a la webcam y apretar la pantalla de mi computador, ¡ay! ¡cómo lo extraño!. Él por estos días está más relajado que yo y me reclama (¡qué lindo! ¿no?), pero ni modo, ahora soy yo la que no puede verlo como quisiera buhhhh. Pero apenas salga de esto, me desquitaré, lo prometo…