Mis queridos Exageraditos:

Comunicado:

Hola, en primer lugar quiero darte las gracias por visitar mi blog, sea porque pasaste de casualidad o llegaste a través de otra persona, en segundo lugar me gustaría realmente visitar también tu blog, y más si eres mi seguidor porque me gustaría ser tu seguidora también; sin embargo, mi querido amigo, muchas veces no he podido acceder a tu blog porque no es visible el enlace respectivo, no es por falta de interés...¡jamás!, así que te pido un favor, si pasas por aquí y me sigues o no, te invito a dejarme un comentario, porque así me es más fácil llegar a tu blog. Si así lo haces no dudes que te visitaré prontito.
Palabra de Nina ♥
Mira que ya pasaron por aquí:

Gracias...los quiero

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Le dio la gripa

¡Ay mi bichito querido! pero que gripa tan feroz le ha dado, menos mal que el médico le ha dicho que se recuperará pronto, además le ha dicho que tiene que ganar peso, que si pesara unos cuantos kilillos más, la gripa no le hubiera hecho ni cosquillas, pero ya ven como es él, que nada le gusta, que esto o aquello le hace daño, que es alérgico a esto otro. A pesar que ya está un poco mejor, el médico le ha ordenado guardar cama y, ni modo, tendrá que pasarse el fin de semana así, tapado hasta el cuello y tomando sopa de pollo. Lo bueno de todo es que aquí estoy yo, como su enfermera particular; velo su sueño, le tomo la temperatura y le consigo lo que necesite. Que me contagie la gripa no me preocupo, tengo una salud de hierro, la última vez que me dio una de aquellas, fue cuando tenía diez años, y de allí nunca más.
No hay nada que hacer debí estudiar para enfermera. Me desenvuelvo de lo mejor.
Ya es hora del almuerzo, la sopa huele bien, "vamos bichito, a tomarla despacito que esta calentita". En estos dos días he descubierto que los hombres son como niños, una gripa los destruye, una inyección de esas, los pone a temblar como gelatina, y hasta los jarabes deben saber a frutilla, para que este bichito se los tome. Pero para eso estamos su madre y yo, para consentirlo, ¡al menos en eso coincidimos!
Ahora los dejo y me apuro porque la mencionada señora se me adelanta con el postre, y ni hablar porque el pudín se lo quiero dar únicamente yo…

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Paseando con el bicho

¡Un día de paseo con mi bicho! Vamos al zoológico, le he insistido y ha aceptado a regañadientes, él prefería ir a ver a su equipo de fútbol favorito, pero le he respondido que eso no es romántico. ¿Cómo es posible?, han sido casi dos semanas sin poder vernos y lo primero que se le viene a la mente es ir al estadio a ver jugar a su equipo favorito. ¡No!, me he negado rotundamente y ha tenido que ceder, me impuse y nos fuimos al zoológico. Cuánto bichito he visto, de lo más mono, y todos se parecerían a mi bicho, aunque pensándolo bien él es único; sin que nos vean le hemos dado de comer a los monos y le lanzamos piedritas a un cocodrilo que no se movía por nada. Por allí vimos una cacatúa que se había quedado con el pico abierto al ver a mi bichito, “¡eh, zafa, zafa!” - le he dicho - “búscate uno que no esté comprometido”
Mi bicho se la ha pasado súper mal, dijo que le dolían las piernas y que diez mosquitos le han comido medio brazo, pero yo le he respondido que es la envidia que sienten de no tener el cuerpo que él tiene. Me ha mirado con cara de pocos amigos, pero ha terminado riéndose.
Pese a todo me he divertido y creo que él también. Me llevó a mi casa, y al llegar a la entrada, escuchamos los gritos airados de mi papá, “y qué cómo es posible”, “árbitro vendido”, “que te vas a morir de esto o aquello”. Nos hemos quedado intrigados y entonces me acordé del dichoso partidito de fútbol. Pasamos a la sala y al ver mi papá a mi bicho, lo ha llamado a su lado, mientras que con una serie de morisquetas y ademanes le ha contado lo sucedido (la derrota de su equipo), mi bicho, que es hincha del mismo equipo, se puso verde de cólera y entre los dos le han dado sonada paliza verbal al pobre árbitro. Yo los he dejado gritándole al televisor, y he subido a descansar, el paseíto me dejó exhausta; allá ellos con sus cosas; sin embargo es lindo dejarlos juntos, y me he dado cuenta que se entienden, pues lo último que alcancé a oírle decir a mi padre fue: “¡cosa de locos, bicho, cosa de locos!”

martes, 14 de septiembre de 2010

¡Exámenes! ¡no!

Exámenes, exámenes, exámenes, ¿Quién habrá inventado los exámenes? Tal vez alguien que odiaba a los jóvenes, que detestaba verlos felices saliendo a pasear, o a tomar una soda con sus amigos, tal vez lo inventó un viejecito recontra amargado que no podía ver a los jóvenes disfrutando su juventud.
Hoy empieza la semana de exámenes en la facultad, ¡vaya semanita! Tengo que estudiar un millón de cosas y no sé por dónde empezar. Tendré que pedirle un break a mi bichito, pues no podré atenderlo como él se merece, el deber llama y si no hago caso, tendré de gratis el carga montón de mis padres al finalizar el ciclo, y yo ya conozco de que se trata todo eso. Sé que mi bicho entenderá, le pediría que me ayude a estudiar, y es más, él me lo ha insinuado, pero ya conozco también aquellas tardes y noches de “estudio”, ¡ni hablar!, de eso hablaremos después, le he dicho, y me ha mirado con sus ojillos de decepción, le he reiterado que esto sí es en serio, que éstos exámenes sí que determinan el curso de la historia, y que si no los paso, adiós a todos mis beneficios. Ya tengo la soga al cuello y del otro lado a mis padres apretándola de vez en cuando.
Reconozco que no tengo ningún método de estudio ¡Qué si leyendo en voz alta todo se irá guardando en mi memoria!; ¡Que si lo escribo se fijará mejor!; ¡Que si dejo que alguien me lea aprenderé más rápido! Sin embargo ni lo uno ni lo otro me funciona, pues al momento de disponerme a estudiar, empieza a sonar el teléfono, “que si vamos a tal reunión”, y yo respondo: “no puedo, estoy estudiando”; ¡si claro! escucho decir del otro lado. Además de ello, no puedo dejar de pensar en mi bichito, ¿En dónde estará?, ¿Qué estará haciendo?, ¿Con quién estará?, y eso me fulmina al instante; cierro los libros y empiezo a recordar lo lindo que lo pasamos hace un día, y hoy me veo recluida en mi habitación, con una pila de libros cuyos autores murieron hace tiempo y seguro que pasaron mejor vida que yo. Entonces fuera de toda cordura me levanto me acicalo y salgo a tomar un poco de aire, el ambiente enrarecido por libros, me quitó las ganas de estudiar en mi habitación, así que tomo mis libros y salgo a buscar una buena banca frente a algún apacible parquecillo, intentando encontrarle sentido a lo que he tratado de leer.
Me acomodo bien, asumo la típica posición del estudiante empeñoso en aprender, abro el libro de texto, en cualquier página, da lo mismo, pero al instante el móvil suena con un mensaje de mi bicho: “¡te extraño mucho, hace cuánto que no nos vemos, bichita!” y eso es todo, dejo a un lado los libros y empiezo a mensajearme con mi bichito: “¡desde ayer, bichito, desde ayer que no nos vemos!” …
La tarde es joven, quedamos en vernos para que me ayude a estudiar, pero tanto él como yo sabemos que de estudios nada que ver, el amor me ganó la batalla…¡Sólo necesito un milagro a fin de ciclo!

martes, 7 de septiembre de 2010

Ese bicho es mío

La cara me ardía y la tenía colorada, el corazón se me atragantaba en el pecho, allí estaba él, mi novio, mi futuro esposo, el futuro padre de mis futuros hijos, conversando de lo más amenamente en la esquina de la universidad con una rubia desgreñada, de tacones altos, pantalón ceñidísimo al cuerpo, con un escote que a leguas decía: “toma lo que quieras”. Allí estaba él, con su cara hecha malvavisco, chorreándose en plena calle, escuchando los chillidos de la fulana sin atreverse a interrumpirla.
¿Qué dónde estaba yo?, pues a quinientos metros de ellos, y no sé como hice para alcanzar a dar tremendas zancadas. Elevé mi cuerpecito y prácticamente levité por entre las callecitas atestadas de universitarios, hasta que por fin llegué, para luego detenerme en seco al ver cómo la mujercita se despedía muy mimosa de MI bichito. Esperé que se marchara, y me acerqué al susodicho, éste y al verme tragó saliva y vi subir el rubor a sus flacuchas mejillas. Me miró asustado mientras volteaba a ver si su rubia amiguita ya se había marchado.
Por lo general soy una persona serena y controlada, pero no para este tipo de cosas, así que le arremetí su descaro, su poca hombría, su infidelidad, su burla al no haberme respetado. Seguro que a kilómetros, con facilidad, se me pudo escuchar.
Mientras yo me deshacía de indignación el bicho no atinaba a hacer ni decir nada. Y de pausa en pausa que daba para tomar aire, me iba asegurando de hacerle ver lo triste que se pondría su abuelita si le contara lo que me había hecho, ya que la dulce ancianita literalmente me adora y su madre que aunque me mastica, pero no me traga, al final de cuentas ya se había acostumbrado a verme metida en su casa mañana, tarde y noche, (aunque de esto último mucho no sabe). Debo reconocer que el pobre se esforzaba en tratar de apaciguarme que si era su compañera de clase (¡vaya con compañeras así!, son un peligro latente) que si ella tenía novio, que si sólo habían intercambiado unas palabras de despedida; ante esto rápidamente reflexioné: ¿Despedirse? ¿De qué? Al darse cuenta de la inapropiada palabra que había usado, me refirió que la pobre rubia escuálida se mudaría de ciudad para no volver a pisar estas tierras nunca jamás. Al escuchar esto me atreví a brindarle el beneficio de la duda. Pues ya me imaginaba yendo todos los día a esperarlo a la salida de la facultad (aunque esto siempre lo hacía), pero esta vez con binoculares y con las antenas más alertas que nunca.
Amigos, una no puede dormirse en sus laureles, por muy bichito que sea el mío, puede que resulte llamativo para algunas desesperadas que se lanzan al primero que ven en la esquina. Hay que cuidar lo nuestro. Por mi parte comprobé que efectivamente la rubia de piernas largas, pidió su transferencia para otra facultad de una ciudad súper lejana, allá habrán otros bichos a quien atacar, que otras se preocupen por ellos, yo por mi parte ahora respiro más tranquila…por lo pronto.

Más exageraciones por leer